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    #Redflexion en las ONG.

    Ayer estuvimos en el encuentro Del cambio tecnológico al cambio social, #redflexion si lo seguisteis en Twitter. En el coloquio, organizado por dos plataformas, Facecoop y Red por la Salud, salieron muchos de los temas que tratamos generalmente en este blog, relacionados con las barreras que se encuentran las ONG cuando se incorporan a las redes sociales. Hemos hecho este pequeño resumen fusionando las opiniones de Nadia González (Greenpeace), Neyda Romero (Amnistía Internacional), Xosé Ramil (ONGAWA Ingeniería para el Desarrollo Humano), Irene Milleiro (Actuable), Luis Morago (Avaaz) y Verónica Castañeda (Coordinadora de ONGD-España), pero ya os adelantamos que se queda corto, lo mejor sin duda es ver el vídeo que colgarán próximamente y que os enlazaremos cuando esté disponible.

    ¿Cuáles son esas barreras ante el uso de las TIC?

    • La actitud dentro de la propia organización. En ocasiones, sus miembros afrontan los cambios con cierto rechazo. Cuando las ONG se adentran en temas de nuevas tecnologías «las bases de la organización crujen», decía Neyda Romero. Y crujen porque modifican la manera de trabajar, de liderar, de crear sinergias entre equipos y eso se traduce en cierto sentimiento de amenaza y de temor a acumular más carga de trabajo.
    • Falta de apoyo desde la propia Dirección o Junta directiva de la entidad. Si no existe ese respaldo pueden pasar dos cosas: que la estrategia fracase al ser instaurada o que el camino sea lento y tortuoso. La mayoría de las ONG tienen el problema de que su base social se mueve en un nuevo entorno con el que todavía no han conectado sus Direcciones. Si lo pensamos, ¿cuántos directores o directoras generales de las ONG tienen Twitter? Pocos, muy pocos, y eso es precisamente porque actualmente existen dos cosmovisiones: una cultura digital a la que se han incorporado nuevas herramientas y lenguajes, donde el público tiene unas prioridades diferentes a las de la gran mayoría de las instituciones. Y otra cultura, la tradicional, en la que siguen funcionando los partidos políticos, los sindicatos, la mayor parte de las empresas, y buena parte de las ONG. Ahora nos encontramos, por tanto, en una etapa de transición en la que ese uso de códigos diferentes dificulta el diálogo. ¿Esto cómo se arregla? un primer paso es que el debate no se quede siempre entre los responsables del área de Comunicación, «vamos a intentar que vengan los directivos a donde hoy estamos los mindundis«, fue la propuesta de Xosé Remil.
    • Una estructura vertical y demasiada burocracia. Las ONG tienen unas composición en las que es difícil adoptar el conocimiento colectivo. Sobre todo en las más grandes, que trabajan a partir de directrices marcadas a nivel internacional, el mensaje pasa por demasiados estamentos antes de llegar al público y eso dificulta que sea la base social la que construya a la organización y no al revés. La manera de funcionar no puede ser a partir de un mensaje predefinido, hay que escuchar, dialogar, ser emisor/receptor al mismo tiempo e incorporar los mensajes que llegan de las personas que más respaldan a la entidad. Tienen que verse reflejados y reflejadas.
    • Responsabilidad. La respuesta de la organización no puede depender únicamente de la persona que lleva comunicación. Debe empapar a toda la organización, ser transversal.
    • Miedo a la crisis de imagen. Cuando te expones vas a recibir respuesta y tienes que estar preparado para lo que no quieres escuchar. Y, una vez más, ese papel no atañe únicamente a los responsables de comunicación. Es necesaria la formación de todo el personal. Sobre ello hablamos en nuestro último post.
    • No quedarse en el clic. El reto de pasar de la Red a la acción real, conseguir que toda la gente que hace clic salga a la calle a movilizarse. Y de este punto surgió otra reflexión ¿Debemos pensar en la movilización en términos de calle, debemos cambiar el concepto de movilización tradicional o ambos (on line y off line) pueden complementarse? Existe, además, un obstáculo a tener en cuenta en las redes sociales: el compartir sin leer. Estar de acuerdo con el titular de la noticia o el comentario que la acompaña es suficiente para difundirlo, sin necesidad de haber profundizado. El reto es que el público llegue hasta el fondo.
    • Para eso, entre otras cosas, es imprescindible aprender el lenguaje específico. No es lo mismo mandar un mail que escribir un post, que escribir un tuit o un comentario en Facebook. Los perfiles son distintos y el lector se tiene que sentir reconocido en cada uno de ellos. Hay que aprender a hablar en Internet. «Me duele ver grandes campañas que no alcanzan al público por su lenguaje barroco», la frase es de Luis Morago, pero a nosotras también nos duele.
    El público homogéneo ya no existe, con las redes ha desaparecido el paradigma de ‘espectador medio’ y ha acabado el tiempo en el que la ciudadanía se conformaba únicamente con «recibir». Ahora se sirve de las herramientas que tienen a su disposición para proponer, criticar y buscar respuestas, afrontar eso requiere un cambio en la forma de pensar que no pueden esquivar las organizaciones si quieren mantener el lazo que les une sus bases sociales.
    Aquí os dejamos el esquema de las conclusiones de #redflexion elaborado por Red x la Salud y Facecoop (pincha para verlo en grande)

     

     

    Os recomendamos también el artículo Neyda Romero en Masticable, donde resume las ideas de su intervención y algunas que le quedaron en el tintero. Algunos obstáculos hacia la incorporación de las TIC en las ONL

    Un artículo de

    Comentario: 1

    • VeroCastañedaB 20 enero, 2012 11:34

      Muchas gracias por este resumen tan completo! Quisiera añadir una pequeña reflexión…

      Respecto del «Miedo a la crisis de imagen»… dos de las preguntas a las que nos hemos tenido que enfrentar: ¿Y quién controla lo que se publica o los comentarios?, la segunda, ¿cómo damos respuesta a todas las preguntas de la gente?…

      En la red, no controlamos lo que se publica. Lo que nos lleva, sin duda alguna, a que tengamos que leer comentarios que no nos gustan, o preguntas que pensamos que se habían despejado hace mucho tiempo (por ejemplo, y por qué no puedo enviar mis medicamentos caducados a un país del sur?). Eso lo que tiene.

      Ahí está nuestra labor de seguir educando en la red. Las preguntas también son una muestra de interés.

      En cuanto a la segunda… no veo porqué tenemos que ser expertos/as de absolutamente todo lo que se comenta. Tampoco creo que debamos tener un posicionamiento respecto de todo. Fundamentalmente, porque no tendríamos capacidad. Pero, en ese diálogo, tenemos la oportunidad de ser altavoces y compartir las visiones de quien sí tiene posicionamientos sobre temas específicos. Tenemos, diría yo, la obligación de participar en esa construcción de valores comunes para finalmente conseguir nuestro objetivo final: el cambio social (porque, ese es nuestro objetivo, ¿no?).

      No podemos ponernos en las manos de las redes y esperar que «sea lo que la red quiera» al volcar nuestras notas de prensa»… tenemos que trabajarnos al público, hacer networking… y escuchar…. escuchar mucho.

      Escuchar, ¿por qué? pues porque la sociedad ya no canaliza sus preocupaciones a través de los canales formales (ONG, sindicatos, partidos)… sino a través de canales informales. Esto, también son retos!

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