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    «Llegó la hora de que las ONG sean ardillas y no dinosaurios».

    Ayer estuvimos en la presentación de ParadigmáTIC@s, una publicación, de la Coordinadora de ONGD, que analiza los cambios que está produciendo en la comunicación de las organizaciones sociales la cultura digital. Al frente de la coordinación está Xosé Ramil. En la puesta de largo del libro, charlamos con Xosé y con otras personas que han publicado en él y extrajimos unas cuantas ideas que queremos compartir con vosotros.

    Las ONG necesitan adaptarse a este nuevo paradigma de nuevos públicos, espacios y relaciones, para seguir desarrollando su trabajo. Víctor Marí, uno de los autores, viaja millones de años atrás para explicar cuál es la situación del sector hoy. «Los dinosaurios se extinguieron porque no se adaptaron al medio. En la actualidad, comprobamos cómo en cuestiones de comunicación y política, los dinosaurios no solo no se extinguen sino que, en más ocasiones de las deseables, pasan a ocupar puestos ministeriales y a diseñar políticas de comunicación y cultura».

    Esos dinosaurios tienen que adelgazar, mutar, hasta convertirse en ardillas que puedan moverse con agilidad, dice Juanlu Sánchez. «Las ONG deberían fomentar el liderazgo personal. Hay mucho talento oculto que no sale porque la organización es ‘La Organización’ y tiene que ir detrás de su marca. Eso tiene unos costes de lenguaje, estilo, agilidad y capacidad de respuesta y movimiento. Llegó la hora de que las ONG sean ardillas y no dinosaurios».

    La falta de conexión ha generado un distanciamiento entre las ONG y las personas que están muy motivadas con las propias causas, asegura Daniel González. «Lo hemos visto en el papel tan pequeño que han jugado en los movimientos sociales que surgieron el año pasado. Lo vemos también en los números de visitas a sus webs o el número de seguidores que tienen en Facebook o Twitter, que en muchos casos es inferior al de socios y donantes. Hay más personas dispuestas a colaborar económicamente que a escuchar y entrar en conversación con ellos. Necesitamos un proceso de reflexión».

    Un proceso de reflexión en el que perdamos los miedos, innovemos, experimentemos y también nos equivoquemos, dice Arancha Cejudo. «Estamos en un escenario difícil, pero podemos centrarnos en la agonía y morir poco a poco, podemos morir dignamente o reinventarnos. El discurso de la crisis es una oportunidad está muy manido, pero es que cuando no hay nada que perder, como este sector, es el momento de no planificar y no pensar al medio largo plazo. Lo que nos debe guiar a medio largo plazo son solo nuestros valores, nuestra visión y nuestra misión. Teniendo claro eso, al resto hay que perderle el miedo».

    Hay que aprovechar el momento de aprendizaje y efervescencia brutal, según Valentín Villarroel. «Cuando la gente ve una utilidad clara a una herramienta hace todo lo posible para apropiarse de ella y adaptarla. Cuando eso no se da, es que algo está fallando. En los últimos años, en el Sur, la explosión de experiencias es bestial, incluso más rica que en el Norte. Cuando tienes menos medios para comunicarte, exprimes más los que tienes«.

    Una buena muestra de ello, ha sido la Primavera Árabe, de la que habló Leila Nachawati. «Surgen nuevas formas de participación porque son países donde no existen las posibilidades de organizarse, de participar en los espacios físicos. Es lógico que los ciudadanos hayan buscado nuevos márgenes para la organización, la comunicación y la participación. En estos espacios digitales, ha habido un tiempo de margen porque los gobiernos han tardado un tiempo en darse cuenta de las posibilidades que había. No le dieron importancia a lo que podía cocinarse en estos espacios como le dan a lo que puede cocinarse en espacios públicos físicos, a reunirse en una plaza. Pero cada vez más, se dan cuenta de lo que ocurre en estos canales y utilizan fórmulas más sofisticadas de reprimir la comunicación. En países como Baherin o Siria el nivel de represión y censura es muy alto. El enemigo en esos países no es ni Facebook, ni Twitter, es la libertad de expresión y allí donde hayan nuevos márgenes, allí estará la batalla entre gobiernos y activistas».

    Esta nueva cultura digital está cambiando todo, nuestra forma de comunicarnos, de comportarnos, nuestras relaciones… y eso inevitablemente  ha desbordado también las estructuras políticas, sociales y entre ellas las de las ONG y los medios de comunicación. Para Juanlu Sánchez, «se está abriendo una etapa en la que la militancia no es un valor supremo, la lealtad no es un valor supremo, la fuerza de la unión no es un valor supremo. Como dice Javier de la Cueva, el 15m es la transición de ‘el pueblo unido jamás será vencido a el pueblo redistribuido jamás será vencido’. El poder de la sociedad en red hace que todos nosotros seamos un nodo, y nos enchufamos y desenchufamos de determinadas realidades cuando queremos participar en ellas, pero no tenemos que acompañarlas siempre».

    Las ONG deben ser conscientes de ello. Si queremos romper el círculo y conseguir que la gente ‘enchufe’, llegó el momento de olvidar los logos. «Si rompemos la endogamia que rodea a nuestras marcas, probablemente podremos estar en esos espacios en los que se están haciendo cosas para cambiar estructuras», dice Arancha Cejudo, «la clave está en saber si estamos dispuestos a retomar lo que éramos hace quince años: organizaciones de base abiertas dispuestas a escuchar a cualquiera que se sentara y expresara su opinión. Nos hemos desvirtualizado con la profesionalización, el aumento de financiación, la medición de impacto, la planificación a cinco años… Tenemos que volver a creer que nuestras causas son lo importante».

    Si queréis descargar ParadigmáTIC@s, podéis hacerlo aquí.

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